Sacarosa: qué es, estructura y usos
La sacarosa es un tipo de azúcar presente muchos alimentos de nuestra dieta diaria. En esta entrada te contamos qué es, su estructura y sus usos en la industria alimentaria.
Tabla de contenidos
¿Qué es la sacarosa?
La sacarosa es un disacárido formado por la unión de dos moléculas: la glucosa y la fructosa.
Es el azúcar que encontramos en productos como la caña de azúcar y la remolacha, y es el mismo que usas para endulzar tu té o café. Al consumirla, nuestro cuerpo la descompone en glucosa y fructosa para obtener energía.
Estructura y función de la sacarosa
Como hemos comentado anteriormente, la sacarosa está formada por una molécula de glucosa y una de fructosa, convirtiéndola en un disacárido. Cuando ingieres alimentos con sacarosa, el sistema digestivo rompe ese enlace para liberar glucosa y fructosa, que luego se absorben y se utilizan como fuente de energía.
Por ejemplo, si comes una manzana, el azúcar que contiene pasa por este proceso para que tu cuerpo obtenga la energía que necesita.
¿Qué diferencia hay entre sacarosa y azúcar?
Es fácil confundir la sacarosa con azúcar, pero en realidad, la sacarosa es un tipo de azúcar. Cuando utilizamos el término general «Azúcar» nos referimos a diferentes tipos de compuestos dulces, como la glucosa, la fructosa y la sacarosa.
Cuando hablamos del azúcar que encontramos en casa o en los alimentos procesados, generalmente nos referimos a la sacarosa.
Uso comercial de la sacarosa
Se utiliza a gran escala en la industria alimentaria para endulzar, mejorar la textura y la conservación de ciertos alimentos. Y la encontramos en refrescos, postres, dulces y panadería.
Por ejemplo, el azúcar en las mermeladas no solo las hace dulces, sino que también ayuda a que duren más tiempo sin echarse a perder.
¿Es la sacarosa mala para la salud?
Su consumo moderado no es perjudicial para la salud. El problema surge cuando consumimos demasiados productos procesados que contienen grandes cantidades de azúcar añadido. Esto puede llevar a problemas como la obesidad o la diabetes tipo 2 si no se controla.
Por eso, es importante ser conscientes de cuánta sacarosa consumimos en nuestra dieta diaria, especialmente si proviene de alimentos procesados.